El ritmo

"El ritmo es un conjunto de tiempos dispuestos según un orden determinado", 
Arístides Quintiliano.

"Es por intermedio de uno o varios compases que reconocemos el ritmo y 
se hace perceptible a los sentidos", 
Aristóxeno.

"Llamamos ritmo a un movimiento que percibimos de manera que el tiempo, su duración, 
pueda ser regularmente divido en pequeñísimos fragmentos", 
Rudolf Westphal.

"El ritmo es la disposición alternada que convierte a los sonidos en fuertes y débiles, 
de tal manera que, de distancia en distancia -ya regular, ya irregular- una nota aporte al oído la sensación de descanso, de reposo, vale decir, de un fin más o menos completo. 
Mathis Lussy.

"Se da el nombre de ritmo, a las relaciones de duración y acentuación de los sonidos", 
Alberto Williams.

"En su sentido musical, el ritmo es la relación que, en cuanto a valor, 
guardan entre sí las notas que se ejecutan sucesivamente", 
Jaoquín Zamacois.

"La sucesión de sonidos despierta la sensación del movimiento. Para producirla, es suficiente una sucesión de sonidos de valor igual; más para que pueda comprenderse el movimiento, es necesaria, en forma intermitente, la preponderancia de uno de ellos. Mientras los sonidos se suceden sin orden determinado, se les percibe pero sin por ello satisfacer nuestro sentido; que por otra parte, una vez determinado dicho orden, siéntese a su vez satisfecho y reconoce la existencia del ritmo, que se traduce en movimiento ordenado",
Julio Bas.

Tomando como referencia estas definiciones de ritmo, decimos que, el ritmo es la disposición ordenada, simétrica y recurrente de los sonidos fuertes y débiles en el transcurso del tiempo. La música tiene ritmo en la medida que se reconozcan sonidos fuertes y débiles a intervalos de tiempo regulares. Cuando hablamos del aspecto rítmico de la música nos referimos a las duraciones de los sonidos, a sus acentuaciones y a las relaciones que entre ellos se establezcan.
Para medir los sonidos utilizamos el pulso o tiempo como unidad de medida. Para representar las diferentes duraciones de los sonidos y la ausencia del sonido recurrimos a las figuras musicales y a los silencios respectivamente. También se utilizan el puntillo y la ligadura.


Los acentos aportan los apoyos sobre los cuales descansan los ritmos, son puntos sólidos que dividen la continuidad del discurso, por ello se los relaciona con la tierra. Por contraposición, los sonidos menos fuertes producidos entre acentos se dice que están en el aire. La repetición de un sonido fuerte cada cierto número de tiempos débiles marca la división de la música en porciones de igual duración llamadas compases.
En la respiración humana podríamos percibir el ritmo. La inspiración es el movimiento, la acción; y la espiración es el descanso, el reposo. Estos movimientos se repiten guardando una relación temporal. El reposo está representado por el tiempo fuerte del compás, tesis o dare; y el movimiento está representado por la parte débil del compás, arsis o levare. En la dirección coral u orquestal se utilizan gestos que se corresponden con estas ideas. El ataque o tiempo fuerte se indica con un gesto hacia abajo, hacia la tierra, en cambio, la preparación o tiempo débil con un gesto hacia arriba, hacia el aire.

La célula rítmica

La fórmula rítmica más simple, o célula rítmica, requiere como mínimo dos sonidos, uno fuerte y uno débil. Estos dos sonidos podrían presentarse en una relación de duraciones de dos tiempos (1 + 1) o de tres tiempos (2 + 1 o 1 + 2). En el caso que la relación sea de dos tiempo estamos en presencia de un ritmo binario y en el caso de que la relación sea de tres tiempos se trata de un ritmo ternario. A partir de la combinación de células rítmicas simples, ya sean binarias o ternarias, se construyen ritmos compuestos. Los ritmos compuestos constituyen compases.

Bbibliografía

Bas, Julio (1947). Tratado de la forma musical. Buenos Aires, Argentina: Ricordi.
Lussy, Mathis (1945). El ritmo musical. Buenos Aires, Argentina: Ricordi.
Williams, Alberto (1968). Teoría de la Música. Buenos Aires, Argentina: La Quena.
Zamacois, Jaquín (1966). Teoría de la Música. Barcelona, España: Labor.

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