Clasificaciones de los instrumentos musicales

"Las clasificaciones obedecen a una necesidad de comprensión y 
deben su existencia al convencimiento de que siempre reportan beneficios 
a quienes deseen orientarse en cualquier orden de conocimientos" 
Carlos Vega
Durante mucho tiempo los estudiosos europeos han utilizado una clasificación de instrumentos, que hoy es considerada antigua y que denomina las categorías cuerdas, vientos y percusión. Esta clasificaciòn ha caído en desuso por su inconsistencia lógica en los criterios utilizados.
Víctor Charles Mahillon, curador del museo del Conservatorio Real de Música de Bruselas, emprende, desde 1880, una nueva clasificación de instrumentos musicales. En primer lugar, propone unificar el criterio para determinar las diferentes categorías, tomando como característica distintiva de cada una de ellas el elemento vibrante del instrumento, o sea lo que vibra. Entonces, los elementos vibrantes que distingue son: la cuerda, el aire, la membrana y la masa entera del instrumento. Para nombrar las categorías toma la voz griega fono (sonido) para articular con ella los términos: membranófonos, para aquellos instrumentos en los que vibra una membrana; cordófonos para los que poseen cuerdas; aerófonos, para los que vibra el aire y autófonos, para los que producen sonido a partir de la vibración de su materia misma. Dentro de cada categoría, Mahillon utiliza un segundo ordenamiento según la forma o manera con la cual el ejecutante hace vibrar el cuerpo. En el caso de los autófonos, quedan divididos en tres ramas: percutidos, punteados y frotados; los membranófonos son solamente percutidos. Los aerófonos, requieren otros criterios de subdivisión, distingue para ellos cuatro grupos: de lengüeta, de embocadura, de boquilla y polífonos con depósito de aire. El grupo de los cordófonos, los divide en frotados, punteados y percutidos. 

Cordófonos

Membranófonos

En 1914, los musicólogos Erich von Hornbostel y Curt Sachs proponen modificar los criterios de subdivisiones de las categorías de Mahillon y ampliar su número. Los nombres de los grupos son los mismos pero con la sustitución de autófonos por idiofonos: idiófonos, membranófonos, cordófonos y aerófonos. Para identificarlos, les asignan los números 1, 2, 3, 4 respectivamente, según el sistema de numeración de Melvil Dewey. Dentro de cada categoría, las subdivisiones se crean según los caracteres diferenciales y a cada una de ellas se le asigna una cifra identificadora. Este sistema de clasificación es abierto, ya que da lugar a nuevas categorías y nuevas subdivisiones dentro de cada categoría, según se observen en los instrumentos características que no hayan sido anteriormente contempladas por la clasificación.

Idiófonos

Aerófonos

Años más tarde, en 1940, Curt Sachs, agrega la quinta categoría, los electrófonos, y distingue dentro de ellos, dos grupos: los instrumentos electromecánicos, aquellos que convierten las vibraciones mecánicas en vibraciones eléctricas, y los radioeléctricos, que se basan en circuitos eléctricos oscilantes.
Otros musicólogos han abordado la tarea de clasificar los instrumentos musicales. El musicólogo belga Francois Gevaert clasificó los instrumentos según su entonación. De este modo estableció tres grupos: los instrumentos de entonación libre, aquellos que pueden producir sonidos de cualquier frecuencia; los instrumentos de entonación variable, aquellos instrumentos que sólo pueden producir sonidos de ciertas frecuencias, aunque pueden variar estas ligeramente; y los instrumentos de entonación fija, los cuales sólo pueden producir sonidos de ciertas frecuencias preestablecidas.
En 1919, George Montandon utiliza el criterio genealogista para construir su ordenamiento. Ordena los instrumentos musicales en familias, de los más simples a los más complejos, de acuerdo con un principio generador común. Los principios generadores que distingue son: entrechoque, percusión, sacudimiento, raspadura, punteado, soplo y cimbramiento en el aire. En esta clasificación prevalece el modo de acción sobre el instrumento.
En 1936, André Schaeffner, propone ubicar los instrumentos musicales según dos grandes categorías: los instrumentos de cuerpo sólido vibrante y los instrumentos de aire vibrante. Dentro de la categoría de cuerpo sólido incluye los cuerpos inextensibles, los flexibles y los extensibles. En esta clasificación prima la materia vibrante del instrumento.


Bibliografía


De Olazabal, Tirso (1954). Acústica musical y organología. Buenos Aires: Ricordi Americana.

Sachs, Curt (1947). Historia Universal de los Instrumentos Muiscales. Buenos Aires: Centurión.

Vega, Carlos (1946). Los instrumentos musicales. Aborígenes y criollos de la Argentina. Con un ensayo sobre las clasificaciones universales y un panorama gráfico de los instrumentos americanos. Buenos Aires: Centurión.

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